Hoy vamos a hablar sobre la agresividad por conflicto social y otros problemas asociados a un conflicto social entre perros que conviven juntos.
No vamos a disertar sobre terminologia ya que numerosos autores y publicaciones hablan de agresividad por conflicto social, otros prefieren simplificar hablando de agresividad intra especifica cuando es entre perro o interespecifica cuando es entre persona y perro y muchas otras clasificaciones. La idea es simple, explicar como algunos problemas de agresividad pueden surgir o reforzarse por como se establecen las relaciones en el grupo.
El perro es un animal social, como el hombre, y esto significa que vive en un grupo y para que eso tenga lugar deben existir unas normas que permitan que puedan vivir todos juntos en armonía. No es algo extraño y así, si nos paramos a pensar existen normas en nuestra casa, en el trabajo, en la calle, en el restaurante... y todas ellas son necesarias. Muchas de estas normas nos parecen tan obvias que las cumplimos de forma mecánica, pero otras normas exigen un aprendizaje.
Todo esto que es muy sencillo no lo es en la practica, de ahí que sea muy frecuente en la práctica clínica encontrar perros que conviven juntos con problemas, propietarios con problemas de convivencia con su mascota... Pongamos una serie de ejemplos:
1) Pau (diminutivo de Paulov) es un caniche de 5 años que desde pequeño se acerca a su propietaria a la hora de comer para recibir suculentos trozos de comida. Es relativamente habitual esta situación y más aún ver como el propietario administra numerosos trozos de comida que no hacen más que fomentar que Pau insista en esta conducta para seguir recibiendo premios. Pero en ocasiones, porque la ropa es fiesta, o porque hay visitas o porque el estado de ánimo de su propietaria no es el adecuado, no recibe premios y más aún, le recrimina que salte encima. La pregunta que surge inmediatamente es ¿podemos castigar y premiar la misma conducta?, es evidente que si. Entonces, ¿que pasa por la cabeza de Pau?. Aunque nunca podremos saber con exactitud lo que piensa Pau, es obvio que no puede predecir lo que va a ocurrir, si toca premio castigo y eso genera frustracion, porque aunque el cree que esta haciendolo bien (por eso recibe premios), a veces le castigan y no sabe el motivo.
Es importante que las normas que decidamos en casa sean claras para evitar problemas de interpretación y así, si no queremos que pida de la mesa lo ideal es no ofrecerle nunca comida de la mesa cuando pida, o en cualquier caso. Ofrecer un trozo de comida, aunque sea muy pocas veces, va a degenerar en la conducta de pedir y si se premia de forma intermitente el problema será más resistente y difícil de suprimir (extinción de conducta).
2) Ahora vamos a poner un ejemplo de lo que yo llamo "el síndrome del perro de jardín y el perro de moqueta". Como hemos comentado anteriormente, el perro es un animal de grupo, dentro del cual hay una serie de normas. Mi recomendación a los propietarios siempre es integrar a su mascota desde el inicio como un miembro más de la familia, educarlo desde cachorro y establecer uan serie de normas claras, al igual que existen para el resto de los miembros de la familia. Entonces el primer error es tener un perro y aislarlo del grupo y en este caso tener dos perros e integrar uno en el grupo y otro no tanto. En este caso uno de los perros tiene una serie de normas y privilegios que no tiene el otro, uno tiene acceso a unas zonas, otro a otras, distintas comidas, distintos juegos,... Es evidente que todo ello pueder una fuente de conflictos.
3) Hoy día los especialistas en comportamiento ya practicamente no hablan de jerarquias, es un término anclado en el pasado o, cuando menos, sobrevalorado y empleado de forma incorrecta. Entre dos o más perros y entre el perro y el propietarios se establecen una serie de normas y de interacciones que condicionan la relación entre ambos. Algunas se establecen de forma consciente y otras de forma inconsciente. Estas normas no son unidireccionales y egocentricas, así, un perro puede tener preferencia por descansar en un sitio y el resto de compañeros caninos consentir en este aspecto sin molestarse, pero otro tiene preferencia a la hora de empezar el juego, de comer... Los perros adoptan estos roles (quien debe acceder a un recurso determinado en un contexto determinado) en sucesivos contactos y en ocasiones el propietario distorsiona esta realidad, provocando un conflicto y siendo la fuente del problema. Pongamos un ejemplo humano para facilitar la comprensión del mismo.
Un ejemplo habitual ocurre entre perros que tienen una serie de normas, pero cuando ocurre algo (un cambio hormonal, envejecen...) esas normas se cambian y el que antes tenia preferencia para acceder a la cama más cómoda ahora es el más joven, siendo esta una decision acordada entre ambos (puede que tras un gruñido, una pequeña pelea o una simple mirada). Si no permitimos que estabezcan las normas y las cortamos o bien artificialmente intentamos que las normas no cambien porque consideramos que es más razonable que el perro más mayor duerma en esa cama porque es más cómoda, aunque ellos no lo hayan decidido, pueden surgir problemas en su convivencia, como agresividad.
Palabras clave: señales de calma, señales de apaciguamiento, consistencia, conflicto social
No vamos a disertar sobre terminologia ya que numerosos autores y publicaciones hablan de agresividad por conflicto social, otros prefieren simplificar hablando de agresividad intra especifica cuando es entre perro o interespecifica cuando es entre persona y perro y muchas otras clasificaciones. La idea es simple, explicar como algunos problemas de agresividad pueden surgir o reforzarse por como se establecen las relaciones en el grupo.
El perro es un animal social, como el hombre, y esto significa que vive en un grupo y para que eso tenga lugar deben existir unas normas que permitan que puedan vivir todos juntos en armonía. No es algo extraño y así, si nos paramos a pensar existen normas en nuestra casa, en el trabajo, en la calle, en el restaurante... y todas ellas son necesarias. Muchas de estas normas nos parecen tan obvias que las cumplimos de forma mecánica, pero otras normas exigen un aprendizaje.
Todo esto que es muy sencillo no lo es en la practica, de ahí que sea muy frecuente en la práctica clínica encontrar perros que conviven juntos con problemas, propietarios con problemas de convivencia con su mascota... Pongamos una serie de ejemplos:
1) Pau (diminutivo de Paulov) es un caniche de 5 años que desde pequeño se acerca a su propietaria a la hora de comer para recibir suculentos trozos de comida. Es relativamente habitual esta situación y más aún ver como el propietario administra numerosos trozos de comida que no hacen más que fomentar que Pau insista en esta conducta para seguir recibiendo premios. Pero en ocasiones, porque la ropa es fiesta, o porque hay visitas o porque el estado de ánimo de su propietaria no es el adecuado, no recibe premios y más aún, le recrimina que salte encima. La pregunta que surge inmediatamente es ¿podemos castigar y premiar la misma conducta?, es evidente que si. Entonces, ¿que pasa por la cabeza de Pau?. Aunque nunca podremos saber con exactitud lo que piensa Pau, es obvio que no puede predecir lo que va a ocurrir, si toca premio castigo y eso genera frustracion, porque aunque el cree que esta haciendolo bien (por eso recibe premios), a veces le castigan y no sabe el motivo.
Es importante que las normas que decidamos en casa sean claras para evitar problemas de interpretación y así, si no queremos que pida de la mesa lo ideal es no ofrecerle nunca comida de la mesa cuando pida, o en cualquier caso. Ofrecer un trozo de comida, aunque sea muy pocas veces, va a degenerar en la conducta de pedir y si se premia de forma intermitente el problema será más resistente y difícil de suprimir (extinción de conducta).
2) Ahora vamos a poner un ejemplo de lo que yo llamo "el síndrome del perro de jardín y el perro de moqueta". Como hemos comentado anteriormente, el perro es un animal de grupo, dentro del cual hay una serie de normas. Mi recomendación a los propietarios siempre es integrar a su mascota desde el inicio como un miembro más de la familia, educarlo desde cachorro y establecer uan serie de normas claras, al igual que existen para el resto de los miembros de la familia. Entonces el primer error es tener un perro y aislarlo del grupo y en este caso tener dos perros e integrar uno en el grupo y otro no tanto. En este caso uno de los perros tiene una serie de normas y privilegios que no tiene el otro, uno tiene acceso a unas zonas, otro a otras, distintas comidas, distintos juegos,... Es evidente que todo ello pueder una fuente de conflictos.
3) Hoy día los especialistas en comportamiento ya practicamente no hablan de jerarquias, es un término anclado en el pasado o, cuando menos, sobrevalorado y empleado de forma incorrecta. Entre dos o más perros y entre el perro y el propietarios se establecen una serie de normas y de interacciones que condicionan la relación entre ambos. Algunas se establecen de forma consciente y otras de forma inconsciente. Estas normas no son unidireccionales y egocentricas, así, un perro puede tener preferencia por descansar en un sitio y el resto de compañeros caninos consentir en este aspecto sin molestarse, pero otro tiene preferencia a la hora de empezar el juego, de comer... Los perros adoptan estos roles (quien debe acceder a un recurso determinado en un contexto determinado) en sucesivos contactos y en ocasiones el propietario distorsiona esta realidad, provocando un conflicto y siendo la fuente del problema. Pongamos un ejemplo humano para facilitar la comprensión del mismo.
Un ejemplo habitual ocurre entre perros que tienen una serie de normas, pero cuando ocurre algo (un cambio hormonal, envejecen...) esas normas se cambian y el que antes tenia preferencia para acceder a la cama más cómoda ahora es el más joven, siendo esta una decision acordada entre ambos (puede que tras un gruñido, una pequeña pelea o una simple mirada). Si no permitimos que estabezcan las normas y las cortamos o bien artificialmente intentamos que las normas no cambien porque consideramos que es más razonable que el perro más mayor duerma en esa cama porque es más cómoda, aunque ellos no lo hayan decidido, pueden surgir problemas en su convivencia, como agresividad.
Palabras clave: señales de calma, señales de apaciguamiento, consistencia, conflicto social
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